Quiero pensar que en la vida todo pasa. Quiero volver a vivir toda esa magia la que a veces nos abraza y nos hace sentir bien. Y verás que lo que nace se apaga, que de ser todo eres nada es la maldita verdad.

miércoles, 20 de julio de 2011

Impotencia/Distancia.

Impotencia es eso que siente una persona cuando ve mal a otra y no puede hacer nada por ayudarla por cualquier motivo, ya sea porque el problema es irremediable(para ello solo puede extender su brazo y estar a su lado, mostrandole su cariño y darle la seguridad y la sensación de que puede contar contigo) o por que la distancia lo impide.
Distancia, para mi... esa odiada palabra que día tras día por suerte o por desgracia tengo en la cabeza. Sinceramente no sabría definir esa palabra con precisión, ni mucho menos claridad. Más que una palabra ya me resulta un sentimiento. Según el diccionario la distancia es la diferencia que hay entre dos puntos. Para mí es algo más que eso. Es no poder estar con gente con la que te gustaría poder estar, es no mostrar tus verdaderos sentimientos hacia esa gente. No poder acariciarlos, ni tocarlos. Es tener que reprimirse y aguantar muchas cosas, perderse momentos únicos y especiales con personas únicas y especiales que pocas veces se viven.
Dice el refrán que con el tiempo cada cosa se pone en su lugar y yo pienso que es cierto, 'porque el momento de encontrarnos, llegó en plena tormenta' y esos momentos no tardarán en llegar. Las personas que realmente se lo merecen, o que verdaderamente lo necesitan lo tendran cuando menos se lo esperan, mucho más temprano de lo que se imaginan.
Aunque en verdad eso de la distancia es un cuento chino, cuando una persona necesita a alguien y no puede estar con ella por culpa de la distancia, solo ha de seguir unos pasos: Cerrar los ojos fuertemente y visualizar a esa persona... ves? esta allí contigo. Puede parecer una tontería pero creerme que realmente funciona, automáticamente aparecerá una enorme sonrisa en vuestra cara, es algo mágico.

martes, 5 de julio de 2011

Amor a primera vista.

Tan pronto como hubieron salido a la espesura de las zarzas, Ellen se detuvo, acercó la cabeza de Tom a la suya y lo besó en la boca.
 - Te quiero -dijo apasionadamente-. Te quise desde el momento en que te vi. Siempre he querido un hombre que fuera fuerte y cariñoso, y estaba segura de que jamás lo encontraría. Luego te vi, te deseé, pero me di cuenta de que amabas a tu mujer. ¡Cómo la envidié, Dios mío! Siento que haya muerto, lo siento de veras, porque veo en tus ojos el dolor y todas las lágrimas que necesitas verter. Me destroza el corazón verte tan triste. Sin embargo, ahora que ella se ha ido te quiero para mí.
   Tom no supo qué decir. Era defícil de creer que una mujer tan hermosa, con tantos recursos y tan segura de sí pudiera haberse enamorado de él a primera vista. Y todavía más difícil saber cómo se sentía él. Ante todo profundamente desolado por la pérdida de Agnes. Ellen tenía razón al decir que tenía acumulado mucho llanto; sentía el peso de las lágrimas en sus ojos. Pero también se sentía consumido de deseo por Ellen, con su cálido y hermoso cuerpo, sus ojos dorados y su apasionada sensualidad. Sen sentía terriblemente culpable de desear con tal intensidad a Ellen cuando sólo hacía unas horas que Agnes estaba en la tumba.
    La miró fijamente y de nuevo los ojos de ella penetraron hasta el fondo de su corazón.
 - No digas nada. No tienes de qué sentirte avergonzado. Sé que la amabas, y estoy segura de que ella también lo sabía. Aún sigues queriéndola..., naturamente que la quieres. Siempre la querrás.
    Ellen le había pedido que no dijera nada, y en cualquier caso nada tenía que decir. Aquella extraordinaria mujer lo tenía desconcertado. Parecía tener una solución para todos sus problemas y saber exactamente qué anidaba en su corazón, lo que hizo que se sintiera mejor, como si ya no tuviera de qué arrepentirse. Suspiró.
- Eso está mejor -le dijo. Le cogío de la mano y juntos se alejaron de la cueva.