Quiero pensar que en la vida todo pasa. Quiero volver a vivir toda esa magia la que a veces nos abraza y nos hace sentir bien. Y verás que lo que nace se apaga, que de ser todo eres nada es la maldita verdad.

lunes, 20 de junio de 2011

Es un querer... y no poder.

Distancia. Palabra definida como el espacio que existe entre dos puntos. En realidad, a nadie le gusta hablar de la distancia. Muchos dicen que es el olvido. Otros que hace la fuerza y la unión. Otros simplemente, creen que ni siquiera les afectaría. Nadie sabe realmente que significa esa palabra hasta que no la tiene en su boca. Hasta que no pierdes a alguien por culpa de unos kilómetros.
Que al fin y al cabo, es lo que es, distancia. A nadie le gusta estar lejos de quien quiere y menos con miedo a perderlo. Porque aquí no nos vale el típico, “nunca sabes que lo tienes hasta que lo pierdes” vendría mejor un “sabes lo que tienes hasta que llega la distancia y lo pierdes”. Seguramente muchos sabréis de lo que hablo.
Esa sensación, que no se realmente como explicarla. Algo de impotencia y tristeza. Distancia.
Sientes que tu lugar no es en el que estás, que necesitas verle, abrazarle. Te gustaría salir de tu casa y marcar 9 números en tu móvil y decir, “nos vemos en 5 minutos en tu portal”. Pero ¿Por qué no? Siempre es lo mismo, distancia.
Estar cara a cara, no solo escuchar su voz por teléfono. ¿Cuánto darías por tenerla/s una tarde? No se que duele más que la distancia. No se que es peor, un querer y no poder o un poder y no querer. Nunca entenderé de que sirve la distancia. Pero siempre te queda la esperanza de que algún día, aunque no sepas cuando, dentro de poco, la/s tendrás cerca, muy cerca, entre tus brazos. Y ahora, os reiréis.
¿De qué? Sí, de la distancia.
Por eso, cuando la gente pregunta ¿Qué es la distancia? Y contestan: espacio que existe entre dos puntos, siempre sonrío.
Si realmente supieras lo que es la distancia, nunca contestarías eso.

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